Barreras culturales y sociales en el consumo de insectos comestibles
Las barreras culturales y sociales para el consumo de insectos comestibles están arraigadas en gran parte de la población mundial. Algunas personas pueden tener una aversión innata hacia los insectos, mientras que otras pueden estar influenciadas por su cultura o el entorno social en el que se criaron. La percepción de los insectos como alimento también ha sido influenciada por la imagen que se tiene de ellos ya que están asociados con la suciedad, la enfermedad o la pobreza. Otros factores como la presión social, incluso política, y la estigmatización pueden ser barreras que te impidan disfrutar del consumo de insectos comestibles. Al abordar estas barreras, podemos fomentar una mayor aceptación al consumo de insectos como fuente sostenible y nutritiva de alimento.
Asociación con la pobreza
Históricamente en algunas culturas y regiones el consumo de insectos se ha asociado con la pobreza o falta de recursos, lo que puede hacer que se vea como un alimento de «segunda categoría». La historia de los insectos comestibles es amplia, en antaño, hace siglos, los insectos fueron como fuente de alimento en tiempos de escasez o hambruna. Por lo tanto, su consumo puede ser visto como una práctica de subsistencia y no como una opción de consumo alimenticio convencional. El bajo precio de los insectos comestibles en aquellos países donde están extendidos en la gastronomía provoca que sean consumidos de forma regular en personas de bajos recursos que no pueden permitirse comprar carne o pescado.
Asociación con la suciedad
El consumo de insectos también puede estar asociado con la suciedad debido a que los bichos son los primeros en acudir a espacios poco limpios o descuidados. También la literatura, el cine, las series… han creado la percepción de que los insectos son criaturas repugnantes y desagradables que comen desperdicios y se arrastran en lugares sucios y oscuros. Esta percepción puede ser exacerbada por la falta de conocimiento sobre los diferentes tipos de insectos comestibles, así de cómo se crían y procesan. La realidad es que en los países donde el consumo está regulado se siguen técnicas de cría y producción higiénicas alejadas de la suciedad con la que están asociados.
Asco, repugnancia y aversión
Obviamente, las personas que asocien los insectos a la suciedad sentirán asco por comerlos pero también habrá gente que pueda sentir repugnancia o aversión debido a su apariencia o textura. Entendemos que la idea de comer una araña peluda de grandes patas no es agradable, pero existen cientos de insectos de apariencia más amigable que nos ayudará a comer insectos por primera vez sin sentir tanto asco. Aunque parezca mentira, la mayoría de sabores y texturas que ofrecen los insectos son agradables pero mucha gente no lo sabe por no haberlos probados.
Falta de conocimiento
La ignorancia y falta de conocimiento sobre los beneficios nutricionales y ambientales de los insectos como fuente de alimento son obvios en gran parte de la población lo que produce una barrera inmensa a su aceptación como alimento. Faltan campañas de información para familiarizar a la gente con los diferentes tipos de insectos comestibles disponibles, cómo se crían y procesan, cómo se preparan para su consumo, qué propiedades nutritivas tiene así como los beneficios para la salud de incorporarlos a nuestro día a día.
Estigma social
En algunas culturas, el consumo de insectos puede ser visto como algo vergonzoso, inapropiado o incluso hasta prohibido. Por ejemplo, en Europa, donde no todos los insectos comestibles son legales. Esto provoca que las personas eviten comerlos en público o incluso hablar de ellos. Es normal encontrar población reacia a probarlos debido al miedo, al ridículo o la burla por parte de sus amigos o familiares. El consumo de insectos o la entomofagia a menudo se asocia con prácticas alimentarias no occidentales o «exóticas» no bien vistas en muchas regiones. Para superar el estigma social asociado con los insectos comestibles, es importante fomentar una mayor educación y conciencia sobre sus beneficios ambientales y nutricionales.
Influencia religiosa
No todas las religiones permiten a sus seguidores el consumo de ciertos tipos de insectos como alimento. Algunas religiones incluso tienen textos y escrituras sagradas que prohíben explícitamente el uso de insectos comestibles, considerándolos de impuros e inapropiados. Obviamente, esto va a disuadir a los creyentes que siguen las normas religiosas de considerar comer insectos como una fuente de alimento. Si quieres saber qué dice tu religión sobre comer insectos, tenemos un artículo muy interesante donde tratamos de explicarlo con pruebas y menciones históricas.
Influencia de la publicidad
La influencia de la publicidad también puede ser una barrera para el consumo de insectos comestibles. Hoy en día la publicidad de alimentos se enfoca en productos procesados y altamente refinados que son los que llaman la atención de consumidor en lugar de alimentos naturales como los insectos. Es importante que se promueva el consumo de insectos en los medios de comunicación y en la publicidad. Se deberá mostrar sus beneficios nutricionales y ecológicos pero es algo que solo sucederá con la demanda y la normalización en los consumidores.
Hábitos alimentarios arraigados
Todos nosotros tenemos los hábitos alimentarios muy arraigados en nosotros porque desde pequeño hemos comido las mismas cosas que se nos ha transmitido de generación en generación. Las personas somos animales de costumbres y los hábitos alimentarios dificultan la introducción de nuevos alimentos, como los insectos. Esta barrera será muy difícil de superar en la mayoría de países, pudiendo costar décadas o incluso siglos. Estamos hablando de valores que se transmiten de padres y madres a hijos. Lo ideal para superar esta barrera a largo plazo sería la introducción de comida con insectos en la alimentación infantil.
Falta de disponibilidad
En la mayoría de regiones puede ser difícil, si no imposible, el encontrar insectos comestibles para comprar y consumir. Esto es un obstáculo claro para las personas que están interesadas en probar nuevos alimentos porque no tienen acceso a ellos. En muchos países no se venden insectos por lo que es más complicado que te dé por probarlos algún día. Sin embargo, en otros países, vas por la calle caminando y te encuentras con decenas de puestos callejeros y restaurantes que sirven insectos e incitan a su consumo a toda persona que pase por delante. La oferta y demanda es la que decidirá en un futuro si aumenta la disponibilidad de insectos comestibles.
Ideología política
En los últimos tiempos la ideología política está haciendo de barrera u obstáculo para que ciertas personas comiencen con el consumo de insectos comestibles. Hay una creencia de que la conocida Agenda 2030 y sus objetivos está tratando de obligarnos a comer insectos, entre otras cosas, en busca de una alimentación más sostenible con el planeta. Por este motivo están surgiendo grupos políticos, principalmente de extrema derecha, que están en contra de esta Agenda 2030 por o que están apareciendo discursos contra el consumo de insectos como alimento para humanos infundiendo propaganda y miedos.